"Vladimir"


Jueves, nueve de la noche. Llueve a cántaros.
Acabo de volver del funeral de mi padre. Tengo los ojos hinchados y mi cuerpo está helado. Mi mamá se fue a dormir, soy la única despierta en la casa.
Me abrazo las rodillas contra el pecho e intento no llorar. Ya son las once menor cuarto, perdí la noción del tiempo. Estoy por subir a mi habitació cuando escucho un ruido en la puerta, por un instante pienso que es mi papá, que llega tarde por haberse quedado en la oficina... pero no, él nunca va a llegar a casa.
Veo por la mirilla y me encuentro con un pequeño gato negro. Está mojado y es muy delgado. Abro la puerta, tomo al animalito en mis brazos, lo seco y lo llevo a mi cama. Le doy una lata de atún, empieza a comer desesperado. Se sube a mi regazo y ronronea. "Tranquilo Vladimir, ya estás al salvo" le digo mientra acaricio su cabeza.
Observo sus ojos, verdes como los de mi padre, y en ese momento me siento en calma.

                                      Agustina Alzaga

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